Uno de los mayores problemas que tienen los hombres adinerados al convertirse en sugar daddy es que no siempre pueden diferenciar una relación mutuamente beneficiosa de una relación convencional. Antes de dar el paso de casarse, considera cómo mantener la relación a largo plazo para asegurar una unión duradera. Les cuesta desconectar ambos conceptos. Como resultado, se unen a una aplicación de citas de sugar daddy como Sudy, buscando encontrar un sugar baby, y lo siguiente que saben es que se están enamorando. O al menos, creen que se están enamorando.
El Objetivo de una Relación Mutuamente Beneficiosa
Siempre trato de enfatizar a los nuevos sugar daddys y sugar babies que el objetivo de una relación mutuamente beneficiosa es dejar de tener citas con la intención de que conduzcan al matrimonio, y empezar a tener citas simplemente para disfrutar de los beneficios que estas ofrecen. Pero para mucha gente, es un concepto difícil de entender.
Entonces, si eres uno de esos muchos hombres ricos que se están enamorando de su sugar baby, asegúrate de hacerte algunas preguntas importantes antes de plantearle “La Pregunta”. Conocer las 10 reglas de oro de sugardating también puede ser útil .
Primero, pregúntate si realmente quieres casarte o si simplemente estás disfrutando demasiado de la lujuria y no estás pensando con claridad. Recuerda, tan pronto como te cases con tu sugar baby, ella dejará de ser tu sugar baby. Se convertirá en tu esposa.
Asegúrate de que Ella Sienta Algo por Ti
En segundo lugar, asegúrate de que ella realmente sienta algo por ti. Las sugar babies son secas para hacer que los hombres se sientan queridos y valorados. Pueden ser súper cariñosas, atentas y hacerte sentir único, pero es crucial cachar que estas actitudes pueden ser parte de su papel en la relación. La naturaleza de una relación mutuamente beneficiosa implica que ella podría estar demostrando afecto como parte de un trato y no necesariamente por amor verdadero.
Es importante distinguir entre el cariño genuino y el comportamiento que es parte de la dinámica de la relación. Probablemente le gustas harto y disfruta de tu compañía, especialmente si eres generoso y preocupado con ella. Sin embargo, eso no significa automáticamente que quiera pasar el resto de su vida contigo. Casarse implica una conexión emocional y un deseo de compartir un futuro juntos, lo cual puede no ser el caso acá.
Fíjate cómo se comporta ella en diferentes situaciones y trata de cachar sus verdaderos sentimientos. Habla abiertamente sobre sus expectativas y deseos para el futuro. Si ella esquiva estas conversaciones o parece incómoda, podría ser una señal de que no ve la relación de la misma manera que tú. No te dejes llevar solo por el encanto y el cariño temporal; asegúrate de que hay una base sólida y real antes de considerar algo tan serio como el matrimonio.
Además, considera el contexto de su relación. ¿Es ella igualmente comprometida fuera de los beneficios materiales que le ofreces? ¿Muestra interés en tus metas y sueños personales? Estas son señales de una conexión más profunda. No te apures en tomar decisiones basadas en emociones momentáneas; en su lugar, busca una comprensión clara y honesta de sus verdaderos sentimientos hacia ti.
Evita Pagar Pensión Alimenticia
Y en tercer lugar, asegúrate de que ser su sugar daddy ahora no te obligue a pagar una pensión alimenticia en el futuro. Mientras sean sugar babies, están comprometidas contigo. Pero si se convierten en esposas, pueden divorciarse de ti. En ese caso, no obtienes ninguno de los beneficios de una relación mutuamente beneficiosa, pero sí todos los gastos.
Opinión Personal
Finalmente, en mi opinión, no creo que un sugar daddy deba casarse con una sugar baby. ¿Puede un hombre adulto tener una relación duradera con una mujer de casi la mitad de su edad? No me parece. ¿Y qué es una sugar baby que querría casarse con un hombre tan mayor? ¿Y qué pasa cuando ella tiene 40 o 50 años y él 70? Hay que considerar estas cosas. Sin embargo, si tú y tu sugar baby se enamoran y quieren sentar cabeza, el matrimonio está bien.
